Sin confusión ni olvidos a la hora de tomar la medicación | Hoy

2022-10-26 15:39:49 By : Mr. yi li

tSemanal. Milagros enseña el pastillero que le da seguridad. / SOL GÓMEZ

Milagros Gutiérrez cumple cada día al levantarse con el mismo ritual. Se sienta a desayunar y junto a la bandeja con la leche y las galletas, coloca su pastillero. Por la mañana toca la pastilla azul para la tensión, media de color blanco para el colesterol, la verde y amarilla es la de los dolores y una cuarta con una raya en medio para la circulación. Actualmente, a mediodía no toma ninguna, pero por la noche varias vuelven a coincidir, otras son distintas y alguna de ellas es a días alternos.

Hasta una decena de pastillas se puede tomar a diario esta villanovense de 80 años recién cumplidos. Y lo hace con mucha tranquilidad, sin tener que sacar la bolsa llena de cajas que hasta hace un mes tenía, e ir cogiendo una pastilla de cada blíster. «Y si algún día se me olvidaba sacar la bolsa a la hora del desayuno, ya luego no sabía si me había tomado o no la pastilla, por lo que ese día o no me la tomaba o me la tomaba dos veces», comenta Milagros. Ella es viuda desde hace 24 años y vive sola aunque es completamente autónoma. «Y además, así mi hija, que vive en Badajoz, también se queda más tranquila porque sabe que me tomo las pastillas como Dios manda».

Por eso, cuando los Servicios Sociales del Ayuntamiento villanovense, que también le presta la ayuda a domicilio, le propuso beneficiarse del servicio personalizado de dispensación de medicamentos no lo dudó. «Ahora no te puedes equivocar porque si dudas vas al pastillero y ves si queda alguna pastilla en el agujero, y si está vacío es que te la has tomado», explica esta usuaria.

De todo ello se encargan las farmacias, cinco en total en toda la ciudad, aunque el servicio está abierto a toda la que se quiera adherir. Reciben del Ayuntamiento 6,5 euros por usuario al mes. De este modo, cada semana solo tienen que ir a recoger su nuevo pastillero con toda la medicación para los próximos siete días. Cada uno lleva un color y está dividido en desayuno, comida, cena y noche.

Trinidad Cardenal está al frente de una de las farmacias ubicadas en la calle Hernán Cortés y se encarga de preparar la medicación a Milagros y a otro usuario. Antes de que el Ayuntamiento pusiera en marcha el proyecto ella ya ofrecía el servicio, «aunque ningún usuario había querido». Y es que no es fácil convencer a las personas de cierta edad porque creen que les estás quitando facultades o diciendo que lo están haciendo mal. «No creo que ese sea el concepto a transmitirles, sino que les vamos a ayudar a tomársela bien, porque como a veces son tantos medicamentos llega un momento en que se te puede olvidar», les explica esta farmacéutica.

Sin embargo, la mayor barrera de todas es la de tener que desprenderse «de su tesoro más preciado, la bolsa con las medicinas». Así lo cuenta Trinidad, quien explica que una de las condiciones para iniciar esta dispensación es que deben entregar a la farmacia todas las cajas que están tomando, y es la farmacia quien se las queda para ir preparando cada semana el pastillero.

Pero otra de las ventajas la expone la propia usuaria. Y es que a Milagros le ha pasado alguna vez que el laboratorio que produce una de sus medicinas habituales ha cambiado el diseño de la caja o el color de la pastilla. «Ahí sí que te puedes hacer un lío, porque ya las sueles conocer por la forma o por el dibujo de la caja», comenta.

Jesús Escaso es el terapeuta ocupacional que trabaja en los Servicios Sociales municipales y uno de los encargados del programa. Actualmente son 13 los usuarios que se benefician, aunque el número de interesados va en aumento. No obstante, reconoce que al principio, cuando se lo explicas, muchos dicen que sí «pero cuando llega el momento en que les pides que entreguen sus medicamentos a la farmacia se echan para atrás», matiza. Y eso que cada usuario elige su farmacia de confianza, siempre que esté entre las adheridas «y si no quiere le buscamos la más cercana».

Jesús hace un balance positivo del primer mes de funcionamiento de la dispensación de los medicamentos de forma personal porque los usuarios están muy satisfechos. A la vez que también se contribuye a que no acumulen en casa una gran cantidad de medicinas que no se toman.

Jesús asegura que cada vez más usuarios confían en el servicio

Aun así, esta farmacéutica ve la mayor ventaja en el hecho de asegurarse de que alguien se toma toda la medicación. Trinidad cuenta el caso de un señor mayor del cual se dio cuenta de que nunca retiraba un antidiabético oral que le aparecía en la tarjeta sanitaria. «Empecé a sospechar que quizá no se lo estaba tomando porque veía que además el médico le aumentaba la dosis de insulina», dice. Entonces se puso en contacto con el facultativo y éste le explicó que lo hacía porque este hombre seguía con la glucemia alta. A partir de ahí, Trinidad le explicó para qué era la pastilla y que debía llevársela «aunque nos sigue quedando la duda de si se la toma o no, algo que se solucionaría con el pastillero», añade.